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Implementación de un protocolo para prevenir la violencia y el acoso: un caso de éxito

Uno de los elementos centrales en nuestra sociedad es la creación de ambientes laborales seguros y respetuosos, que resguarden el bienestar de las personas y cuiden la productividad de las organizaciones. Sin embargo, la realidad nos muestra un panorama donde la violencia y el acoso en el lugar de trabajo se han transformado en problemáticas de gran relevancia, amenazando la seguridad de las personas y la reputación de las empresas.

El siguiente caso ilustra cómo una empresa de la industria manufacturera no estuvo exenta de estos fenómenos, por lo que decidió tomar medidas decisivas para enfrentarlos en colaboración con Gestión Global Capacita. Como señala en retrospectiva su gerente general, “enfrentábamos algunas situaciones de acoso laboral que afectaban principalmente a las víctimas, pero también al equipo de trabajo”. La moral de algunas áreas clave de la empresa se vio afectada, a lo cual se sumaron una rotación de personal que no se había visto y un aumento en quejas sobre comportamientos inadecuados.

La dirección comprendió la urgencia de una solución integral y eficaz, lo que los llevó a buscar el apoyo de expertos en la materia. Así, en conjunto con Gestión Global Capacita, se decidió la implementación de un protocolo para transformar la cultura organizacional y mejorar el clima laboral. Con años de experiencia y gracias a su conocimiento en la gestión del comportamiento organizacional, la consultora se embarcó de inmediato en este importante proyecto.

El primer paso fue realizar un diagnóstico detallado de la situación actual de la organización respecto a la violencia y el acoso, mediante la aplicación de encuestas, entrevistas y la revisión acuciosa de incidentes pasados. “Queríamos entender el alcance del problema y sus raíces”, comenta una de las consultoras involucradas en el proyecto. “El diagnóstico nos permitió identificar patrones y áreas críticas que necesitaban atención urgente.”

Una segunda fase incluyó la conformación de un comité multidisciplinario encargado de desarrollar y supervisar el protocolo. Este comité incluyó representantes de diversos niveles y áreas de la organización, asegurando una perspectiva amplia y un compromiso compartido.

El diagnóstico de la situación organizacional posibilitó la elaboración de políticas claras y procedimientos detallados que abordaran la prevención, detección y respuesta a la violencia y el acoso. Estos procedimientos fueron diseñados para ser comprensibles y accesibles para todos los colaboradores, eliminando cualquier ambigüedad que pudiera existir.

Otros componentes esenciales del protocolo fueron la capacitación y sensibilización. Todos los colaboradores y directivos participaron en programas formativos orientados a reconocer, prevenir y actuar ante situaciones de acoso y violencia. Además, se crearon canales confidenciales y accesibles para que las personas pudieran reportar incidentes de violencia y acoso sin temor a represalias. Esta medida aumentó la confianza y permitió una respuesta rápida y adecuada a los incidentes reportados.

Y con el fin de asegurar la efectividad del protocolo, se establecieron mecanismos de monitoreo y evaluación continua. “La implementación del protocolo no es el objetivo final, sino que el comienzo de un proceso de mejora continua”, destacaba su gerente general.

Finalmente, se consideró la entrega de apoyo psicológico y legal a las víctimas de violencia y acoso, junto con medidas correctivas adecuadas contra los perpetradores, elementos fundamentales para sanar y fortalecer la confianza en la organización.

¿Y cuáles fueron los resultados obtenidos? La implementación del protocolo fue significativa y palpable. “Vimos una reducción del 70% en los incidentes reportados de acoso y violencia laboral”, indicaba, satisfecho, el gerente general. “También mejoró el ambiente, lo cual afectó positivamente la productividad”.

En este sentido, la implementación de un protocolo para prevenir la violencia y el acoso no solo cumplió con un deber ético, sino que también demostró ser una estrategia esencial para garantizar un entorno de trabajo saludable y productivo. La colaboración con Gestión Global Capacita permitió a la organización posicionarse como líder en la creación de espacios laborales seguros y respetuosos, atrayendo y reteniendo a los mejores talentos del sector.

El caso de esta empresa es un ejemplo palpable de cómo una intervención bien planificada y ejecutada puede transformar profundamente la cultura de una organización. Con su experiencia y conocimiento, Gestión Global Capacita se convirtió en un aliado crucial para enfrentar y erradicar la violencia y el acoso en el lugar de trabajo.