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Renovación empresarial: humanizando el trabajo con psicología positiva

La historia de uno de nuestros clientes, una compañía del sector logístico, comienza con una reflexión personal de su CEO, Alejandro García. Reconocido por ser un líder enfocado en la eficiencia y los resultados, Alejandro vivió una experiencia transformadora que cambiaría el rumbo de su empresa.

Durante un retiro ejecutivo, Alejandro participó en un taller sobre psicología positiva, dirigido por Gestión Global Capacita. El taller, basado en las teorías de Martin Seligman, Mihaly Csikszentmihalyi y Albert Bandura, abrió sus ojos a la importancia del bienestar emocional y mental en el entorno laboral.

Alejandro recordó cómo, en sus inicios, su enfoque rígido en los objetivos y métricas había provocado una atmósfera tensa y agotadora en la organización. Comenzó a aumentar la rotación del personal y a disminuir la moral, lo que, con el paso de los meses, afectó negativamente la productividad. Sin embargo, durante el taller, conoció el potencial del modelo PERMA de Seligman, el concepto de “flujo” de Csikszentmihalyi y la importancia de la autoeficacia. Con todo esto en mente, comprendió que, para lograr un cambio duradero, debía empezar por humanizar el entorno de trabajo.

Decidido a transformar su organización, Alejandro colaboró con Gestión Global Capacita para desarrollar un plan integral que incorporara los principios de la psicología positiva. Este plan se centraba en tres dimensiones clave, con sus respectivas acciones de mejora.

Una primera dimensión correspondió al clima organizacional, para la cual se requería fomentar emociones positivas, establecer relaciones más saludables entre los colaboradores y, en general, generar un mayor sentido de pertenencia.

Para ello, se implementaron programas de reconocimiento y agradecimiento, además de reuniones para compartir historias de éxito. Además, la organización creó más espacios para la interacción social, como almuerzos en equipo y actividades recreativas, para fomentar la empatía y la conexión entre personas. Y para que los colaboradores pudieran expresar sus ideas, la empresa decidió aplicar regularmente encuestas y foros de discusión.

El compromiso y la productividad fue otra área que necesitaba una intervención apremiante, a través del desarrollo de fortalezas individuales, el aumento de la motivación y el impulso de la creatividad.

¿Y qué se implementó para mejorar esta área? En primer lugar, la organización ofreció talleres y cursos para que los colaboradores pudieran identificar sus habilidades y así promover su crecimiento personal. Como complemento a esto, también hubo espacio para sesiones de coaching que ayudaran a las personas a establecer metas significativas, fomentando siempre un entorno de apoyo y seguridad psicológica para el libre flujo de opiniones e ideas creativas.

Finalmente, reducir el ausentismo y la rotación se transformó en otra dimensión prioritaria para la empresa, mediante la implementación de distintas acciones para, por ejemplo, gestionar el estrés y el agotamiento, tales como programas de bienestar, clases de meditación y servicios de asesoramiento psicológico, lo que fue construyendo un entorno positivo y gratificante. Estas acciones, según opinaban algunos colaboradores, ayudaban a mantener, o incluso aumentar, la motivación y el compromiso a largo plazo.

Pese a los resultados positivos, la implementación de la psicología positiva no estuvo exenta de desafíos, pues hubo resistencia inicial por parte de algunas personas acostumbradas a enfoques tradicionales, lo cual se pudo superar paulatinamente, a través de talleres y sesiones de sensibilización, destacando los beneficios a largo plazo de un enfoque más humano.

Asimismo, se desarrollaron métricas cualitativas para medir el impacto de estas iniciativas, como encuestas de satisfacción y entrevistas de salida, complementando las métricas tradicionales de rendimiento.

De esta forma, la organización experimentó en pocos meses un cambio notable: los colaboradores mostraban mayor compromiso y satisfacción laboral.

Alejandro, al reflexionar sobre esta implementación, entendió que, al priorizar el bienestar de sus colaboradores, no solo había mejorado la cultura organizacional, sino que también había contribuido al desarrollo de una sociedad más saludable y equilibrada.

Esta historia de uno de nuestros clientes es un testimonio poderoso del impacto transformador de la psicología positiva en el entorno laboral. Si bien el cambio no ocurrió de la noche a la mañana y trajo consigo distintos desafíos, el compromiso de Alejandro y su equipo para priorizar el bienestar humano marcó la diferencia.

El viaje hacia una cultura laboral más positiva y orientada al bienestar demuestra que el éxito empresarial no debe lograrse a expensas del bienestar de los colaboradores. Por el contrario, al cuidar el aspecto humano del trabajo, las organizaciones pueden cosechar beneficios significativos y duraderos. Las personas felices y comprometidas no solo trabajan mejor, sino que también se convierten en embajadores de la organización, contribuyendo a un ambiente de trabajo más cohesionado y motivado.

Para las organizaciones que buscan inspiración, la historia de nuestro cliente ofrece valiosas lecciones y un mensaje claro: invertir en el bienestar de los empleados es una inversión en el futuro de la empresa.

En palabras de Alejandro, “imagina una organización donde cada individuo se siente valorado, motivado y feliz. Un lugar donde la productividad y la innovación surgen de un entorno de apoyo y respeto mutuo. Este no es un sueño inalcanzable; es una realidad posible a través de la psicología positiva. Es claro que el viaje puede ser desafiante, pero los resultados son profundamente gratificantes”.